Días sensibles

Hay días en los que quiero ser una princesa, que todos me traten con cariño, que me den el asiento en el bus, que me atiendan cuando les hablo, que me esperen hasta que yo llegue, que me saluden con amabilidad.
Días en los que quiero oír mil veces lo linda, lo amorosa, lo buena, lo inteligente, lo simpática que soy.
Días en los que doy gracias a Dios por tener junto a mí a un hombre que me hace sentir bien a pesar de las cosas malas que siempre suceden, que me regalonea, me atiende, me mima y me ama. A veces una palabra tuya bastará para sanarme.

Gracias.

PD: ¿Les sucede alguna vez esto?

Comentarios

Sandra S. dijo…
:) A quien no le gusta que la mimen? a todas nos gusta sentirnos amadas, que nos hagan cariñitos, ...pero a la vez hay días en que nadie se me puede acercar jajajaja...

Cariños
Canal Preto dijo…
Si hay algo que tengo, es justamente que soy tan dependiente de que el resto del mundo "trabaje para mí". Talvez no sea bueno que yo sea así y hasta estaría mal que yo lo diga tan abiertamente, pero no deja de ser cierto que las cosas nos resultan mejor cuando tenemos la ayuda del entorno. Eso sí, cuando esa pequeña ayuda no existe, mis días son un caos.

Agradezca que tiene a su macho al lado.

Sl2
Verónica dijo…
Sí, me sucede. Me pasa lo mismo: hay días en que me quiero sentir mimada, atendida, etc. Días sensibles, tal como lo grafca el título de tu post.

Claro que la diferencia es que tu tienes a un hombre que te regalonea forever. Y yo, por el contrario, me la paso de pastel en pastel, jajaja. Aunque yo igual tengo un poco de culpa, porque también soy pastelito.

Cariños.
Alejandra dijo…
Todos los días quiero ser atendida como una princesa. Pero me gustan las princesas que sacan las garras cuando es necesario, como Fiona.
En todo caso, hay que saber qué hacer con eso en los tiempos de soledad que todas tenemos. Saludos!
elalcaravan dijo…
sí, pasa que a uno quiere que lo traten así, me gusta que me regaloneen!!, con la diferencia que como no soy creyente, no agradezco a dios, pero agradezco a la gente cuando me trata en la forma en que describes.
CDG dijo…
Hay días en que uno necesita más dulces que palos en la cabeza. Casi todos diría yo. Besos.
Mar y ella dijo…
La verdad de verdad siempre soy regaloncita y regaloneadora también...ser princesa dia a dia...ufffff...te entiendo es tán necesario cierto??..buen tema..
Anónimo dijo…
A mi me gustaría, pero para más días no sólo para un día
Panflín dijo…
No me sucede exactamente esto, pero sí algo asimilable:

Hay días en que quiero expresar mis inquietudes, que todos me traten con atención, que me den oportunidades para la charla y para el silencio oportuno.
Días en los que quiero oir mil veces lo dispuestos que están a acompañarme en mis tribulaciones, y lo pacientes, analíticos y cercanos que pueden ser conmigo para llegar al final de mis cábalas.
Esos días hablo mucho conmigo mismo, le pregunto y pido ayuda a Dios, y encuentro en casa, en la familia, en mi mujer y mis hijos una mezcla de retos y apoyos que me hacen sentir, definitivamente, AMADO.
Mariela Vargas dijo…
Creo que todos tenemos ese sentimiento profundo en quenos gusta ser mimados, escuchados y sobretodo amados...sobretodo cuando tenemos a alguien al lado.
En mi caso no es así y me tengo q conformar con los mimos que me dan en la casa, pero "Algún día" espero decir que hay alguien que me mima 100%.
Muchos Besos
RIPNE dijo…
No, perdí la costumbre...
Adsmo Kiels dijo…
Yo creo que todos tenemos un día o dos... a la semana o al mes... en que sólo queremos eso. Sí, es natural. Pero en general no tanto.

Ah, pero a los artistas nos está reservada la necesidad de otra forma de admiración: ¡el aplauso!

¡Qué espontánea y auténtica forma de validar al otro!

Una vez toqué el cielo... ¿has tocado el cielo? A mí me pasó en una tocata... íbamos ya terminando el show y nos habíamos reservado los mejores temas para el final.

Recuerdo que justo venía mi solo de bajo y apenas toqué la primera nota, hubo un silencio sobrenatural... y en la tercera nota (una fracción de segundo después, que pareció una docena de minutos) el público estalló en un grito y todos me miraban y yo percutía las cuerdas y la gente gritaba "oooohhh", "maestro", "ídolo"; terminó el solo y ¡todos me aplaudían! ¡A mí, sólo a mí!

Bajé del escenario y me preguntaban por la técnica que usaba; me pedían consejos... Ese día fui el Rey.

Terminó la tocata, llegué a mi casa... y volví a ser el mismo tipo común y corriente de siempre.

Qué buen día aquel...

Saludos!

http://logosytal.blogspot.com

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