Caídas
Es cierto que uno tiene caídas en la vida, pero por lo general es una forma de decir a algunos acontecimientos poco gratos que nos suceden en ocasiones. Por eso ahora es raro, sobretodo a esta edad, que se tengan caídas con todas las de la ley.
Era el 1 de noviembre, Día de Todos Los Santos, que la gente por lo general cree que es el día de los difuntos (que es el día siguiente) y aprovecha para ir al cementerio.
Iba saliendo del Cementerio Municipal de Chillán, cuando de pronto me encontré con la mamá de un amigo, la señora Luisa; yo iba con dos amigos, que son pareja entre sí (una amiga y un amigo, que no suene mal). Al quedarme conversando con la señora Luisa, se me adelantaron mis amigos y después de despedirme de ella me di cuenta que ya me habían sacado buena ventaja así que empecé a correr para alcanzarlos. En eso me tropiezo en no sé qué y me caigo, rebotando mi cabeza en alguna piedra o un pastelón más alto porque el huevo se formó de inmediato. Me paré cuan veloz pude y continué mi carrera, cuando me di cuenta que la gente me miraba y gritaba "y se paró al tiro", "sangre, sangre". Yo en mi carrera gritaba a mi amiga "Nancy, Nancy" y la gente (que era mucha) me ayudaba a gritar "Nancy, Nancy", en eso, siento que cae sangre desde mi frente y llego donde la Nancy que me pregunta qué fue lo que me pasó. Me caí, le digo y de ahí empieza el show.
Me llevan a una casa en las cercanías del cementerio que habían abierto para vender bebidas al múltiple público que lo visita en estas fechas; en ese lugar me ponen hielo en la frente y surge la brillante idea de llamar al SAMU que menos mal no pudo llegar, porque les encargo lo caro que cobra. Dentro del alboroto se me ocurrió la idea de ir al SAPU del sector y allá me pusieron dos puntos en el tajito de mi pobre frente. Después en la camioneta del SAPU me llevaron al hospital para la radiografía de rigor, proceso que se agilizó gracias a una amiga enfermera que estaba de turno ese día.
Ahora tengo que guardar reposo, no leer mucho, no ver tele, no estar frente al pc y para peor de males el huevo de la frente se convirtió en una hinchazón de ojos que se me pusieron negros tal como si hubiese tenido una feroz pelea a combos. Las gafas y el jockey son mis mejores amigos desde aquel fatídico 1 de Noviembre.
Toda esta historia la escribo como propia, pero le pasó a mi querida amiga Viviana, que espero pronto se le pase lo morados de los ojos y el huevo de la frente. Un abrazo para ella.
Era el 1 de noviembre, Día de Todos Los Santos, que la gente por lo general cree que es el día de los difuntos (que es el día siguiente) y aprovecha para ir al cementerio.
Iba saliendo del Cementerio Municipal de Chillán, cuando de pronto me encontré con la mamá de un amigo, la señora Luisa; yo iba con dos amigos, que son pareja entre sí (una amiga y un amigo, que no suene mal). Al quedarme conversando con la señora Luisa, se me adelantaron mis amigos y después de despedirme de ella me di cuenta que ya me habían sacado buena ventaja así que empecé a correr para alcanzarlos. En eso me tropiezo en no sé qué y me caigo, rebotando mi cabeza en alguna piedra o un pastelón más alto porque el huevo se formó de inmediato. Me paré cuan veloz pude y continué mi carrera, cuando me di cuenta que la gente me miraba y gritaba "y se paró al tiro", "sangre, sangre". Yo en mi carrera gritaba a mi amiga "Nancy, Nancy" y la gente (que era mucha) me ayudaba a gritar "Nancy, Nancy", en eso, siento que cae sangre desde mi frente y llego donde la Nancy que me pregunta qué fue lo que me pasó. Me caí, le digo y de ahí empieza el show.
Me llevan a una casa en las cercanías del cementerio que habían abierto para vender bebidas al múltiple público que lo visita en estas fechas; en ese lugar me ponen hielo en la frente y surge la brillante idea de llamar al SAMU que menos mal no pudo llegar, porque les encargo lo caro que cobra. Dentro del alboroto se me ocurrió la idea de ir al SAPU del sector y allá me pusieron dos puntos en el tajito de mi pobre frente. Después en la camioneta del SAPU me llevaron al hospital para la radiografía de rigor, proceso que se agilizó gracias a una amiga enfermera que estaba de turno ese día.
Ahora tengo que guardar reposo, no leer mucho, no ver tele, no estar frente al pc y para peor de males el huevo de la frente se convirtió en una hinchazón de ojos que se me pusieron negros tal como si hubiese tenido una feroz pelea a combos. Las gafas y el jockey son mis mejores amigos desde aquel fatídico 1 de Noviembre.
Toda esta historia la escribo como propia, pero le pasó a mi querida amiga Viviana, que espero pronto se le pase lo morados de los ojos y el huevo de la frente. Un abrazo para ella.
Comentarios
Gracias , gracias, gracias
besos
Penca la sensación de ser show y morbo del resto. Penca.
Muchos saludos a tu amiga..que se recupere luego...
Cariños
Le puede pasar a cualquiera, así que la recomendación no está de más, cuidado con caerse...
Saludos
¿Viste que no conté nada??
Gracias por señalarme dentro de tu comentario bloggero...
Meli...avisame cuando te pueda llamar sin que te interrumpa alguna peli..
saludos meli
TTT.