Yo canto a la chillaneja

Nacida y criada en Chillán. En esa ciudad me desarrollé como persona, hice mis primeras amistadas, aprendí mucho de lo que sé, decidí venirme a estudiar a Concepción. En Chillán recibí todos mis valores, me preparé para la vida, aprendí a leer, a escribir, a sumar, restar y mucho más. Aprendí dichos populares, el valor de un buen vino tinto, a combinar colores, a cocinar lo básico, a reconocer plantas medicinales. En Chillán nació mi mamá y mi hermano y muchos de mis mejores amigos. Yo creo que jamás se olvida o se deja de tener cariño a la ciudad en la que uno nace. Mi ciudad es de gente cariñosa, que agasaja con comida, una buena once, un almuerzo con dedicación. En mi ciudad se come harto, no hay carretes sin mínimo un picoteo (al menos entre mis amigos). En Chillán las temperaturas oscilan entre unos pocos grados bajo cero, hasta los 40 ºC en los peores días de verano. En Chillán las cecinas son ricas, el mercado es amplio, barato y siempre se puede encontrar mucha fruta y verdura fresca.
En Chillán se puede ir caminando casi a todos los lugares. A 20 kilómetros de mi ciudad (ya sea hacia el este, oeste, norte o sur) siempre hay paisajes hermosos, campo, bosque; me llena de gusto ir camino a Quinchamalí. La Cordillera poderosa siempre está a la vista de los chillanejos. Ñublense le alegra el fin de semana a mis coterráneos.
Mi ciudad puede tener pocas entretenciones, pero siempre hay actos culturales gratuitos en el Teatro y eso yo lo valoro.
En Chillán se puede tomar radiotaxi sin miedo a menos que vayas muy lejos, todo es más barato allá.
Mi ciudad siempre llama de vuelta a los que alguna vez la dejaron, ellos siempre la añoran.

"Yo nadador del Estero Las Toscas..."